
Título: | Hojas de otoño. |
Soporte: | Papel de acuarelas. |
Pintura: | Acuarela. |
Tamaño: | Marco: 46 cm. (ancho) x 36 cm. (alto). Papel: 34 cm. (ancho) x 25 cm. (alto). |
Notas: | Enmarcado con protección de cristal. Obra original de la autora. |
PRECIO: | 1.990 € |
Inspiración y génesis: un paseo entre hojas caídas
La génesis de esta obra se remonta a una caminata solitaria en un parque durante los primeros días del otoño.
Mientras avanzaba por un sendero cubierto de hojas, me detuve a observar cómo el viento las hacía danzar brevemente antes de volver a posarlas en el suelo. Una escena aparentemente simple, pero llena de poesía.
Tomé una fotografía con mi móvil, casi sin pensar, solo para conservar ese instante tan efímero como perfecto. Esa imagen fue el punto de partida para esta acuarela.
Acuarela como lenguaje: la transparencia del otoño
Con esta obra, quise capturar no solo la apariencia de las hojas caídas, sino también su atmósfera, esa sensación de tránsito y de tiempo suspendido que trae consigo el otoño.
La elección de la acuarela como técnica no fue casual. Su transparencia y fluidez me permitieron jugar con las superposiciones de color, las texturas orgánicas y los bordes imprecisos, evocando la delicadeza y el carácter transitorio de las hojas que se marchitan.
Cada hoja fue trabajada con atención a su forma, color y deterioro, respetando su singularidad. Sin embargo, no pretendí reproducirlas con exactitud científica, sino interpretar su esencia.
Un rincón cualquiera: memoria e intimidad
La escena representada no pertenece a un lugar famoso ni reconocible, sino a un rincón cotidiano: el suelo de un parque cercano a mi casa.
Ese anonimato le da a la obra un carácter universal, al tiempo que mantiene una raíz íntima y personal. Es un homenaje silencioso a esos pequeños momentos que pasan desapercibidos, pero que, cuando se detienen y se observan, revelan una belleza inesperada.
Contemplación silenciosa: el paso del tiempo en cada trazo
Hojas de otoño no es solo una representación visual; es también una invitación a la pausa.
Te invito a observar los matices del color, la forma en que la luz se filtra entre los espacios vacíos, el susurro visual de lo que se fue y lo que aún permanece.
La obra quiere recordarnos que incluso en el ocaso hay belleza, que en lo marchito también habita la vida. Que la naturaleza, aún en su declive, sigue hablándonos, si sabemos escucharla.
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